viernes, 7 de noviembre de 2014

¡Calcetines!

Soy consciente de la cantidad de gente que ha hablado a lo largo de la historia sobre este tema, pero a mí me gustaría comentaros mi experiencia desde que tuve uso de razón hasta ahora con esta prenda de ropa: Los calcetines.

Malditos, estúpidos y sensuales calcetines.

Y sobre todo, estúpida manía de perderse.

Porque claro, imaginaos la escena, ¿vale?:
Lunes, 6:30 de la mañana. Pleno invierno. Te levantas para ir a clase después de dormir tremendamente calentita metida entre cuatro kilos de mantas y un pijama gordo con complemento de unos calcetines. A parte del frío de narices que hace, que dicho sea de paso: qué asco, sales de debajo de todo ese calorcito e inocentemente plantas tus pies en el suelo y de repente... CHAN CHAAAAAAN... ¿DÓNDE ESTÁ MI CALCETíN?
Porque claro, OTRA VEZ uno de los calcetines de tus pies ha decidido irse de marcha mientras dormías y no volver a su sitio al amanecer (aunque bueno, en pleno invierno a las seis de la mañana todos sabemos que luz del sol... no es que haya mucha) Y te pones a despotricar en tu interior, y te conviertes en Sherlock Holmes zombie a buscar alocadamente al maldito calcetín escapista, y en el suelo no está, en la cama tampoco... Yo me he llegado a pasar dos días enteros sin saber nada de ese maldito calcetín. Pongamos que es el calcetín del pie derecho... ¿Y ahora qué hace mi pobre pie sin ese calcetín? SIN NI SIQUIERA UNA LLAMADA DE A DÓNDE HA IDO.
MI CALCETÍN SE HA IDO A POR TABACO Y NO HA VUELTO :(
Y ya tengo al calcetín izquierdo preocupado que a ver dónde se fue este de fiesta por la noche y por qué no ha aparecido...
Y nada, al final después de dos días y yo ya con otro par de calcetines durmiendo, decide que es momento de volver del after hour, de la rave, y de las fiestas que se haya metido, y aparece en la cama de forma misteriosa aquél calcetín perdido que se fue a por tabaco.


Y es que esto no es serio, señores. Que yo ya no sé si es que soy experta en perder calcetines mientras duermo, o es que tengo unos calcetines muy rebeldes... Es horrible, pero lo que más me irrita es que no me gusta dormir con calcetines, y si encima me despierto sin uno pues para qué me los pongo...

Y ahí no acaba la cosa, porque luego está el momento "Me voy a poner los calcetines" y coges el par, lo desdoblas, coges uno y dejas el otro en la cama, te lo pones, y... ¿Ahora dónde está el otro calcetín?
¿Qué pasa, que no te gustan los pies y mientras me ponía a tu compañero coges y te escondes de mí?
Vamos a ver, DÓNDE ESTÁS, MALDITA PRENDA DE ROPA INSIGNIFICANTE Y TONTA. ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿????????????

Y te pones a buscar, en el suelo, en tus piernas, debajo de la cama, en el escritorio, en la almohada... Yo donde los suelo acabar encontrando es debajo de mi culo, lo que no sé es CÓMO HA LLEGADO HASTA AHÍ.

Y es que vaya desesperación de prendas de ropa. Se pierden mientras duermes, cuando te los vas a poner, en el proceso de llegar a la lavadora desde que los echas a lavar... (encima de no gustarle los pies, no les gusta ducharse... ¡Vaya calcetines más sosos!)

He decidido que adoro con todas mis fuerzas a esos valientes que duermen toda la noche en tu pie, que salen de la lavadora, el primero que te pones... Porque esos, ESOS son los calcetines que te quieren.

También con la tontería te acabas teniendo que dejar un pastizal en comprar calcetines. A ver, seamos realistas... Yo me los pongo y sigo teniendo los pies fríos, ¿Por qué valen tan caros?

Y nada, como tengo los pies chiquititos y ya a mi edad no me van a crecer más, yo he encontrado la clara solución al dilema de los calcetines sueltos.



Y por eso, señores, es por lo que llevo muchas veces un calcetín de cada color.

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