martes, 2 de junio de 2015

Convivencia.

Para vivir conmigo lo primero que todo el mundo debería saber es que bebo a morro de las botellas.
Que sufro de insomnio, y estoy más viva de noche que de día.
Que me encanta pasarme el día mirándome al espejo.
Que me gusta pasearme medio desnuda cada vez que me apetezca.
Ronco más que ocho motos intentando arrancar, tres osos roncos hambrientos y dos abuelas juntas echándose la siesta con la telenovela.
No sé hacer caca cuando hay alguien desconocido en la casa, me da demasiada vergüenza y si es demasiado necesario me pongo música en el baño a toda hostia para que no se oiga nada.
Algo parecido a eso es que si el baño no está ligeramente insonorizado, no puedo hacer pis si hay alguien en la casa (también) así que abro el grifo mientras meo para que no se oiga todo el chorro.
Que es probable que si me tiro demasiados días sin tener que salir de casa, no me voy a duchar, por lo que puedo crear un ecosistema en mi pelo enmarañado hecho un moño, y posiblemente en mis sobacos.
También aquél que quiera vivir conmigo debe saber que si no duermo bien soy irritable, por lo que puedo lanzarle cosas de repente si me toca mucho las narices.
Que me lavo las manos cada quince minutos y si estoy muy nerviosa cada menos.
Igual soy un poco desordenada, y es posible que en mi armario haya de todo menos ropa y la ropa esté tirada por cualquier sitio.
Me caen bien las bolitas de polvo, dejadlas vivir tranquilas, son seres como nosotros.
Cuando hay tormenta dejo de tener 20 años para tener 7 u 8 y esconderme bajo las sábanas asustada.
No me gusta la decoración sosa, los colores tienen que dar alegría al lugar, aunque eso implique que tú pienses que es hortera.
Pero también han de saber que adoro cocinar, que cuando estoy nerviosa me pongo a limpiar para no pensar en lo que me pasa, que adoro el cine y la lectura y que sé dar buenos masajes.
En la despensa nunca puede faltar el nesquick y el chocolate con menta en la nevera.
Se me cae mucho el pelo, todas las semanas tendremos que buscar un nombre para ponerle a la bola atascada en el desagüe de la ducha.
No me gusta el frío ni la lluvia y odio con toda mi alma que me molesten cuando estoy intentando concentrarme en cualquier tipo de cosa.
Me he dado cuenta hace poco que prefiero los conejitos a los gatos y los perros, y le hablaré al susodicho animal como si me faltase medio cerebro y no supiese hablar.
Creo que tengo demasiadas manías, y más que ni siquiera yo misma sé.
Pero si alguien quiere vivir alguna vez conmigo, debe saber todas estas cosas porque aunque no lo parezca, soy una persona difícil de tratar.
Aunque bueno, será mi casa y haré lo que me salga del c*** en ella, ¿no?
Buenas noches.

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